Revisión de la infraestructura existente: Evaluación de hardware, software, redes y sistemas actuales del cliente.
Identificación de necesidades: Comprensión de los objetivos del negocio y los retos tecnológicos a resolver.
Evaluación de desempeño: Análisis del rendimiento, seguridad y escalabilidad de los sistemas actuales.
Propuesta de soluciones: Elaboración de un plan preliminar para el diseño o mejora de los sistemas.
Definición de la arquitectura: Selección de la estructura tecnológica más adecuada para los objetivos del cliente (cliente-servidor, nube, híbrido, etc.).
Diseño funcional: Elaboración de diagramas de flujo, casos de uso y prototipos para describir las funciones y operaciones del sistema.
Planificación de la escalabilidad: Garantizar que el diseño permita futuras expansiones sin afectar el rendimiento.
Selección de herramientas y tecnologías: Identificación de plataformas, lenguajes de programación, bases de datos y servicios de nube adecuados.
Gestión de la instalación: Supervisión del proceso de instalación de hardware, software y configuración de redes.
Migración de datos: Transferencia de información desde sistemas antiguos, garantizando su integridad y seguridad.
Personalización: Adaptación de sistemas genéricos para integrarlos con los procesos específicos del cliente.
Automatización de procesos: Implementación de soluciones para reducir tareas manuales y aumentar la eficiencia.
Ajuste de rendimiento: Optimización de tiempos de respuesta, consumo de recursos y capacidad de carga.
Seguridad informática: Configuración de medidas para proteger los datos y sistemas frente a ciberamenazas.
Actualización de software: Incorporación de las últimas versiones y parches de seguridad en los sistemas instalados.
Monitoreo continuo: Implementación de herramientas para supervisar el funcionamiento y detectar problemas en tiempo real.
Formación de usuarios: Capacitación a los empleados del cliente para utilizar el sistema de manera efectiva.
Documentación: Entrega de manuales técnicos y de usuario que describan el funcionamiento y mantenimiento del sistema.
Asistencia técnica: Provisión de soporte para resolver dudas o problemas durante y después de la implementación.
Evaluación de tendencias tecnológicas: Identificación de tecnologías emergentes que puedan beneficiar al cliente.
Planes de transformación digital: Propuestas para modernizar los procesos empresariales mediante nuevas tecnologías.
Gestión de proyectos: Asesoría en la planificación y ejecución de iniciativas tecnológicas para garantizar su éxito.
Enfoque personalizado: Cada solución es diseñada para adaptarse a los requisitos específicos del cliente.
Metodologías ágiles: Uso de métodos como Scrum para garantizar flexibilidad y rápida respuesta a cambios.
Soporte continuo: Servicios de mantenimiento y mejora continua después de la entrega del proyecto.
Gestión empresarial (ERP): Asesoría para implementar sistemas integrales que optimicen operaciones internas.
Plataformas de comercio electrónico: Diseño y optimización de tiendas online para mejorar la experiencia del cliente.
Infraestructura en la nube: Migración y optimización de sistemas en servicios como AWS, Azure o Google Cloud.
Ciberseguridad: Implementación de soluciones avanzadas para proteger sistemas críticos.
Optimización de redes: Diseño y ajuste de redes LAN, WAN o híbridas para maximizar el desempeño.
Reducción de costos: Identificación de procesos ineficientes y propuestas de optimización.
Aumento de la productividad: Implementación de sistemas que faciliten el trabajo diario.
Mejor toma de decisiones: Provisión de herramientas que analicen datos y generen informes en tiempo real.
Mayor seguridad: Sistemas robustos frente a riesgos informáticos.